La derrota del Frente de Todos en varios puntos del país caló hondo en el presidente Alberto Fernández, que, golpeado y debilitado, salió a hacerse cargo de la derrota, prometió mejorar su gestión y llamó a sus militantes a trabajar “para dar vuelta los resultados en noviembre”.

Visiblemente cansado y agobiado por el resultado, Alberto fue el encargado de hablar acompañado por CFK. Después del papelón que fue el festejo de las seis y moneditas de la tarde, el presidente le puso un manto de cordura y realidad a una dura derrota del Frente de Todos.

"Sabemos que en ese mensaje hay demandas insatisfechas que debemos escuchar y seguramente hay reclamos por errores cometidos que no pueden volver a repetirse. A partir de mañana vamos a trabajar para que en noviembre los argentinos y argentinas nos acompañen porque seguimos convencidos de que estamos frente a dos modelos de país: un modelo que incluye a todos y otro que deja afuera a millones", afirmó.

El mensaje de la población fue claro. El oficialismo perdió en 18 provincias, entre ellas la de Buenos Aires, donde --con un 92,62 de las mesas escrutadas-- Juntos había sacado el 38,11 por ciento mientras que el Frente de Todos obtuvo el 33,56. Números contundentes en el corazón del peronismo.