El 25 de noviembre de 2020 quedó grabado a fuego en el corazón de todos los futboleros. La muerte de Diego Maradona se transformó en una daga que atravesó como un puñal el sentimiento de quien idolatraba al jugador más grande que dio la historia del futbol. Su muerte provocó una gran congoja, que serviría para darle paso a la leyenda y un poco de paz a quien ya o estaba en condiciones físicas de permanecer en la tierra.

Sin embargo, esa paz que brillo por su ausencia durante casi toda la vida de Diego, tampoco llegó con la muerte. Se habló igual o más que antes. Las discusiones por su herencia, las relaciones intrafamiliares, las asistencias en el velorio y las versiones sobre su testamento desataron un sinfín de conjeturas que, lejos de aplacarse, se incrementaron con el correr del tiempo.

A lo largo del último año, todo se volvió mas ruin. Denuncias por abuso de una de una ex novia cubana menor de edad hizo que la justicia abra una investigación con la declaración de la (por entonces) menor incluida y detalles que certificaron una vida sumamente desordenada vivida por Diego en Cuba.

El último cimbronazo lo dio el periodista Nelson Castro, quien, en pleno lanzamiento de un libro sobre la historia clínica de la vida de Maradona, anunció que a Diego lo enterraron sin corazón y que la Barra de Gimnasia había planificado un atentado que no llegó a concretarse para quedarse con el músculo más preciado de cualquier ser humano.

El ex futbolita #Argentina profesional Diego Armando Maradona fue enterrado sin su corazón; así lo dio a conocer el periodista Nelson Castro.
El motivo: "un grupo planeó irrumpir y extraer el corazón..."
Pesó cerca de 1/2 kilo; un corazón comúnmente pesa ~300 gramos pic.twitter.com/xOqlqt0WsZ

— Bajo La Lupa Ecuador (BLL EC) (@bajolalupaEC) November 23, 2021

Maradona no tiene paz ni aun después de muerto. Su apellido sigue siendo una herramienta magnética para los medios que buscan asociar su apellido a cualquier noticia sabiendo del rebote que encontrarán. Sin embargo, el pueblo que lo quiso ver bien, le rinde tributo constante, sin importar que se diga del mejor de todos los tiempos.