Lo que debía ser algo normal en esta época del año se ha vuelto una cuestión de charlas, presentación de escrito y reclamos vecinales en medio de la realidad social que vive la ciudad. La (mala) poda de árboles en barrios y plazas se volvió un dolor de cabeza para el municipio, debido a las quejas constantes de vecinos por su realización aun con un veto judicial.

Las quejas de los vecinos se multiplican debido a que los árboles quedan “pelados”. Todo comenzó en el barrio de La Loma y se extendió a diferentes zonas de la ciudad, donde las ramas y troncos denotan un corte desmedido.

Para la oposición se trata de “un negocio” del intendente, ya que tercerizó la poda a empresas que desconocían la actividad a cambio de millonarias sumas, que terminaron trayéndole un dolor de cabeza a Garro y pedidos de explicaciones en el Concejo Deliberante.

Tras la judicialización del caso, la Justicia actuó, pero las podas siguieron en medio de la feria de julio y se retomaron aun sin la aprobación de los tribunales. De hecho, las organizaciones ambientalistas reclamaron una solución judicial que hasta ahora no ha llegado.

Los vecinos de distintos barrios están indignados y buscan que se frente con la tala indiscriminada de algunas especies que tienen varias décadas en la región.