Las 11 de la noche. Apenas unos minutos después de que Argentina se consagre campeón de la Copa América, el Obelisco era un mundo de gente. Grandes, chicos, adolescentes, el país entero salió a la calle a gritar por Messi, olvidándose de la pandemia.

Los festejos se dieron en cada rincón del país. En Rosario, la cuna de Messi y Di María, el Monumento a la Bandera se tiñó de celeste y blanco. En Córdoba, los autos desfilaron por La Cañada. En el sur del país ni a nieve pudo parara a los argentinos que no bajaban de sus automóviles. Y en el Norte, Jujuy y Salta fueron epicentro de congregaciones multitudinarias.

El festejo generó una nueva alarma en el Gobierno, que supone que habrá una suba de contagios, tal cual sucedió luego de otros acontecimientos populares. Pero sabían que podía pasar y que era imposible de controlar…