

La muerte de Fernando Báez Sosa en manos de 8 rugbiers a la salida del boliche Le Brique, de villa Gesell, tras una discusión por el derrame de un trago dentro del mismo causó un escozor social que pareció ponernos en un sentido de reflexión permanente. Hoy, a 3 años de aquella fatídica madrugada y en pleno juicio contra los agresores, nada parece haber cambiado en la noche argentina.
Sucede que, tras aquel momento de reflexión, las peleas, los golpes, la intolerancia, la falsa guapeza, la discriminación y la violencia volvieron a ser denominador común en la sociedad. Aun con una pandemia de por medio (de la que también saldríamos mejores luego de tantos meses de encierro) la violencia en los boliches se mantuvo igual o peor que antes y no tuvimos otro Fernando de pura casualidad.
A 3 años de la muerte de Fernando, la duda es si le darán perpetua o si alguno de los agresores recibirá una pena menor. Lo que queda claro es que, lamentablemente, el “Caso Fernando” no será el último, ya que las peleas siguen y seguirán existiendo y con finales cada vez menos deseados.