sábado 15 de junio de 2024 - Edición Nº2019

Política y Economía | 4 abr 2023

Hartazgo sí, violencia no

La crispación social que vive Argentina tuvo un nuevo capítulo con la agresión que sufrió Sergio Berni en La Matanza. Buena parte de la población está harta de los políticos tradicionales y pide cambios para vivir mejor, pero la violencia no es el camino para expresarlo.


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Con apenas 6 meses de diferencia, Argentina vivió dos hechos que podrían haber marcado para siempre la historia del país. Primero fue el intento de magnicidio que sufrió la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, cuando un hombre le gatilló en la cabeza cuando estaba llegando a su casa. Después, el intento de linchamiento que sufrió el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, cuando se acercó a una protesta de choferes de micro exigiendo justicia por un compañero asesinado.

Ambos episodios, sumados a los escraches constantes que viven los políticos, que no pueden pisar los barrios sin una escenografía montada por sus asesores o punteros políticos. La falta de confianza de la población en sus líderes no hace más que evidenciar una clase política acabada por su propia impericia, que no hizo más que sumergir, durante los últimos 6 años, a la Argentina en la más absoluta pobreza, teniendo todo para ser un país en donde la calidad de vida podría ser muchísimo mejor de la que tenemos.

Los golpes a Berni no hacen más que evidenciar el hartazgo. Los recibió él, pero no fue el único destinatario. Los golpes también fueron para el endeudamiento que tomó Macri, el encierro de Alberto, las medidas económicas de Guzmán y la inflación de Massa. Fueron para la irresponsabilidad opositora con la que se manejan Bullrich, Milei y Carrió. O para el partidismo de los jueces. Fiscales y medios de comunicación, que no hacen más que fomentar la crispación diaria con sus noticias en contra del bienestar social.  

La violencia nunca es buena

Más allá del hartazgo social que vive el país, fundido y con malas perspectivas de futuro, las agresiones constantes no son el camino para solucionar las cosas. ¿Qué hubiese pasado si mataban a CFK de un tiro o a Berni a trompadas? ¡Se hubiese terminado la pobreza, la deuda con el fondo o la inseguridad? La respuesta es no. La crisis social, política y económica hubiese sido mil veces mayor.

El festejo a través de redes sociales y de medios monopólicos contrarios al Gobierno de la agresión a Berni y la falta de condena de u sector de la clase política no condenando y justificando dicha agresión no hace más que marcarnos que como sociedad, estamos en coma cuatro, a punto de fallecer.

La clase política tiene por delante un desafío sustancial y es cambiar la manera de hacer política. La gente está pasándola muy mal y ellos, los políticos, ya casi o pueden caminar por la calle por los enormes errores que cometieron en el corto plazo. Las elecciones 2023 será un termómetro más del hartazgo general.  

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