domingo 19 de mayo de 2024 - Edición Nº1992

Deportes | 31 oct 2023

Ese genio llamado Messi

El 10 ganó su octavo Balón de Oro, una proeza nunca antes conseguida por ninguno otro futbolista. Fue premiado en Francia, donde fue hostigado hasta hace pocos meses, y recordó a Maradona durante su discurso.


A los 36 años, Messi acaba de recibir el octavo Balón de Oro. Una proeza. Una demostración más de su vigencia. Se fue imponiendo en el tiempo por encima de los debates. Que en 2010 lo tendrían que haber ganado Xavi o Iniesta, campeones mundiales con España. Que en 2019 muchos pensaban que sería para Virgil Van Dijk, por entonces el mejor defensor del mundo y campeón de la Champions League con Liverpool. Que en 2021 relegó a un Robert Lewandowski que se había hinchado de hacer goles. Messi y más Messi.

Algún desprevenido se preguntará si semejante distinción es por ganar una copita con Inter Miami. En realidad, sus tres meses en el fútbol estadounidense no entran dentro la evaluación y la votación de los 100 periodistas consultados por France Football, ya que se mide la última temporada europea, de junio de 2022 a junio de 2023, período en el que cae la gran gema de Messi: el título mundial de Qatar. El accesorio es haber sido campeón de la Ligue 1 con París Saint Germain, quizá la conquista que menos alegría le generó en su carrera porque la capital francesa se había convertido en el único punto del planeta en el que era tratado con desdén, como si no le perdonara que se hubiera interpuesto en el bicampeonato mundial de Francia.

Retrospectivamente, la trayectoria de Messi es abrumadora. Conquistó el primer Balón de Oro en 2009, con 22 años. De los 10 más votados de aquella lista, siete ya están retirados. Los otros dos que siguen exprimiendo sus piernas y mentalidad competitiva son Cristiano Ronaldo, némesis de Leo en un duelo que marcó una época, y Andrés Iniesta, un antiguo socio de delicias futbolísticas en Barcelona, equipo al que Messi catalogó sin arrogancias como el mejor de la historia.

Ser Balón de Oro con más de 35 años es poco menos que una anomalía temporal. Solo uno lo obtuvo a una edad mayor, fue en la primera entrega, en 1956, cuando el inglés Stanley Matthews lo recibió con 41 años. El récord de precocidad le pertenece al brasileño Ronaldo, a los 21 años, en 1997.

El título mundial en Qatar, donde además fue consagrado como el mejor futbolista, allanó desde lo pragmático la elección de Messi, que luego le agrega los intangibles que lo ayudan a sacar ventaja sobre el resto de los competidores: arte, magia, plasticidad, un conocimiento enciclopédico del juego, un ojo clínico para interpretar los diferentes momentos de cada partido. El fútbol dejó de tener secretos para Messi.

Su temporada constó de 54 partidos, con 37 goles y 26 asistencias. Con esa producción aguantó la embestida de la generación que debería sucederlo: Erling Haaland (57 cotejos, 56 tantos y 9 asistencias) y Kylian Mbappé (56, 54 y 13). El noruego completó un curso muy bueno, ganador del triplete (Champions League, Premier League y FA Cup) con Manchester City. Un predador del área con su aspecto de cyborg. También fue goleador de la Champions, con la única sombra de no haber convertido en las semifinales y final.

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