sábado 15 de junio de 2024 - Edición Nº2019

Política y Economía | 18 sep 2020

El argentino que desapareció dos veces

Se cumplen 14 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, el testigo clave en el juicio que condenó a cadena perpetua al represor y genocida Miguel Etchecolatz. “Llevamos 14 años velándolo”, afirman sus familiares.


La desaparición forzada de personas ha sido uno de los delitos más horrendos que debió soportar la sociedad argentina. Personas que dejaban de estar. Que no se sabía si vivían o morían. Simplemente desaparecían. Cuando la democracia volvió, en 1983, todo aquello pareció ser un triste recuerdo, hasta la mañana del 18 de septiembre de 2006, cuando Julio López volvió a desaparecer.

Digo volvió porque desapareció dos veces. La primera en 1977. Fueron casi dos años siendo maltratado y torturado en diferentes centros clandestinos de detención. El Pozo de Arana, el de Banfield, la Quinta de La Plata, son algunos de los lugares que López reconoció en el juicio a su torturador, el genocida Miguel Etchecolatz.

Su cara a cara con quien lo atormentó durante años fue uno de los momentos más recordados en los juicios de lesa humanidad. Los detalles y sentimientos de López chocaron con la frialdad de Etchecolatz. Parecía que la democracia definitivamente vencía a la dictadura para gritar bien fuerte Nunca Más.

Sin embargo, aquella fatídica mañana de septiembre de 2006, cuando López salió de su casa de Los Hornos para escuchar los alegatos, nunca llegó a tribunales. Desde entonces nada se sabe de él. Su familia lo sigue buscando, aunque sin esperanzas de encontrarlo con vida. “Lo estamos velando hace 14 años”, dicen. No es para menos, dos desapariciones son inaguantables para cualquier ser humano.

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